Los servicios de urgencias son
los receptores de cualquier proceso que amenace la vida del paciente, ponga en
riesgo la integridad de cualquier órgano o patologías en el que el dolor se
torna muy molesto o insoportable, tal como le ocurrió al Señor Pedro Prieto (*
nombre ficticio para proteger la integridad del paciente).
El señor Pedro Prieto ingresó a
urgencias con dolor punzante, incapacitante de región inguinal y perineal
(alrededor el ano) que se irradiaba a región interna de muslo izquierdo. El
paciente manifestó que el dolor se inició 15 días antes, su inicio fue
insidioso y progresivo, inicialmente se presentaba con el movimiento, pero que
se fue tornando constante y hasta en reposo, llegó el momento que imposibilitó la marcha. El
paciente no había presentado fiebre ni otra sintomatología.
Tiene un antecedente de
importancia, se le realizó Prostatectomía radical con abordaje suprapúbico 2
meses antes de la consulta, por lo que consultó al servicio de Urología a los 8
días de presentarse el dolor. Allí en el servicio de Urología de Hospital de
III nivel, toman ecografía y RMN (Resonancia Nuclear Magnética) que resultaron
normales, y en junta médica de Urólogos determinan que el dolor no obedece a
complicación quirúrgica. Pero el dolor persistió y se tornó de mayor
intensidad.
Al Examen Físico, Los signos
vitales eran normales, TA 130/80; FC 80 por minuto; FR 20 por minuto y
temperatura 37° C. El Paciente se encontraba muy álgido, con dificultad para la
marcha inclinando su cuerpo hacia adelante al caminar; La auscultación del
corazón era normal; Pulmones bien ventilados; Abdomen con cicatriz suprapúbica en adecuado proceso de cicatrización, sin edema (hinchazón), ni eritema (enrojecimiento), tampoco
había dolor al palpar la cicatriz, pero sí había un endurecimiento de zona
inguinal izquierda levemente dolorosa a la palpación. En cuanto al exámen de
extremidades, tenían buen tono muscular (http://es.wikipedia.org/wiki/Tono_muscular),
los pulsos periféricos estaban presentes y en intensidad normal, lo que
descartaba patologías vasculares, pero, había dolor a la flexión de la cadera y
activación de los músculos abdominales, es decir al hacer una abdominal (Lo que se
llama Signo de Carnett).
Se tomaron varios exámenes, de sangre, orina, pruebas del riñon y un
TAC de 49 cortes de región inguinal, todo resultó normal.
Imagen 1. TAC inguinal normal
Con los datos anteriores, y después del análisis del caso se le hizo
un diagnóstico de:
- Síndrome de Dolor Inguinal Crónico (SDIC).
- Compresión del nervio Ilioinguinal secundario a Prostatectomía radical con abordaje suprapúbico.
Al paciente se le realizó una infiltración con Lidocaína al 2% en la
zona inguinal (bloqueo del nervio), los síntomas cedieron inmediatamente y el
paciente a los 5 minutos pudo caminar y realizar sus actividades como si nunca
hubiese tenido nada. Se remitió a cirugía puesto que el tratamiento definitivo
es la descompresión quirúrgica del canal inguinal.
Este caso nos deja dos
enseñanzas principales, una para nosotros los médicos y otra para los pacientes:
Hay un viejo adagio que dice “Cuando
escuches galope, no pienses en cebras, piensa en caballos”, lo más frecuente es
que todos los síntomas se engloben dentro de una misma patología, o al menos
dentro de un mismo proceso etiológico, esto quiere decir que debemos buscar
hasta el cansancio, que las explicaciones
a síntomas clínicos se deban a una misma enfermedad o a los procedimientos que
se han realizado para tratarla, bien sea tratamientos farmacológicos o
quirúrgicos (Efectos secundarios ó Iatrogénia).
Para el paciente, es importante
dejar claro que aún en estos tiempos de alta tecnología y desarrollo de nuevos métodos
de diagnóstico, prima la clínica. Es el acucioso estudio del paciente lo que
nos arroja un diagnóstico claro y un tratamiento adecuado.